Ana María Shua

Ana María Shua nació en Buenos Aires en 1951. Sus primeros poemas fueron publicados en El sol y yo. En 1980 ganó con Soy Paciente el pre­mio de la editorial Losada. Sus otras novelas son Los amores de Lauri­ta, (llevada al cine), El libro de los recuerdos (Beca Guggenheim), La muerte como efecto secundario (Premio Club de los Trece y Premio Municipal en novela) y El peso de la tentación, publicada en 2007. También ha escrito varias selecciones de cuentos, entre ellos Viajando se conoce gente. Sus cuatro libros de minificciones, género en el que ha obtenido amplio reconocimiento en el mundo de habla de hispana, son La sueñera, Casa de Geishas, Botánica del caos y Temporada de fantasmas. Obtuvo el Premio Municipal y el Diploma al Mérito Konex en cuento. Como autora de literatura infantil ha ganado premios nacionales e internacionales, entre ellos el del Banco del Libro en Venezuela y el White Raven, en Alemania. Algunos de sus libros han sido publicados en Brasil, España, Italia, Alemania, Corea y los Estados Unidos.


MÁQUINA DEL TIEMPO
A través de este instrumento rudimentario, descubierto casi por azar, es posible entrever ciertas escenas del futuro, como quien espía por una cerradura. La simplicidad del equipo y ciertos indicios históricos nos permiten suponer que no hemos sido los primeros en hacer este hallazgo. Así podría haber conocido Cervantes, antes de componer su Quijote, la obra completa de nuestro contemporáneo Pierre Menard.


EN EL MAR DE AL-KERKER
No lejos de aquí, en las orillas del mar de Al-Kerker, vive un pueblo del linaje de Noh (sobre él sea la paz), pues el diluvio no llegó hasta allí y desde entonces esa gente vive aislada de todos los hijos de Adán. Ellos se hicieron cargo de los niños pequeños que la mano del Señor protegió cuando la destrucción de Sodoma. Viven tan sin pecado que apenas pueden considerarse humanos, pero ellos lo ignoran, porque si lo supieran caerían en el pecado de soberbia. No te llevé conmigo porque no te gustarían, los encontrarías un poco tontos, alelados, se mueven lentamente, por eso tardé tanto, no te enojes así, sus mujeres no son capaces de lujuria, tranquila por favor, es mejor que lo dejes sobre la mesa, así, muy bien, se reproducen con dificultad, te lo aseguro, por pura obligación mi amor, vamos a casa.


HURÍES
Si para el buen musulmán el Paraíso es fértil en huríes, para la musulmana observante, ¿qué promete? Menos que nada es un harem de varones dóciles a sus deseos (menos que una sola semilla de sésamo) frente a la gloria de ser la favorita en un harem de cien mil cuatrocientas treinta y dos mujeres bellas. (Las otras cien mil cuatrocientas treinta y una están en el infierno).

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