Con-Fabulación No. 50

En honor de la otredad…

Creemos que lo que sucede al hastío no es el crepúsculo sino el renacimiento, comprendemos que ciertos matices del cansancio son, más allá de angustia y mudo desencanto, la posibilidad de reavivar una llama que se agota y sin cuyo abrazo protector nada podría continuar erguido con el resplandor exacto. Queremos cambiar la ruta, desviar la mirada hacia el justo paisaje de la compensación, reintegrar las palabras nutricias que también son víctimas y nueva horda desplazada.

Sabemos que para urdir un milagro no hay sino que dar el primer paso, emprender la ambiciosa cacería de lo que nos ha sido arrancado con sorda violencia. Creemos en el llamado secreto que está siempre próximo, presencia de neblina que nos emplaza y que llevamos como una antigua reliquia sin cuya influencia estamos derrotados. Fue por todo eso como hace ya un año, presos en el hartazgo de una realidad demasiado impostada, tomamos la decisión de hacer este periódico que representa la respuesta y el refugio de las voces que descolocan la chata realidad para, en su sitio privilegiado, encontrar otra ruta para el periodismo y, lo que resulta más imperioso todavía, para la vida.

Así nació Con-fabulación, en el momento justo en que empezaba a devorarnos la desesperanza, y cuando, por instantes, creíamos que todos los caminos se habían cerrado y el horizonte sólo le pertenecía a los herederos, a quienes nos conmutaron el derecho a las duras verdades de la realidad.

Se trata de una marcha, pero en búsqueda del consenso secreto: durante este año adquirimos la más nítida consciencia de que el lector se encuentra en una situación de extrema orfandad e incluso de peligro, acechado por oscuras fuerzas cuya pretensión es vedarle el conocimiento, cegar sus visiones más exactas y puntuales.

Esperamos que esta con-fabulación continúe y que la otredad invocada en ella se quede, fresca y rebelde, definitivamente entre nosotros.

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